Tristemente siguen llegándonos noticias de desaparición de Patrimonio Industrial en nuestro país. En este caso, ahora toca luchar por Averly, una antigua fundición zaragozana con más de 150 años de historia a sus espaldas, y a riesgo de desaparecer para construir en su lugar 200 viviendas. Ante esta noticia, no han tardado los vecinos maños en reunirse en distintas plataformas, con apoyo de instituciones y asociaciones defensoras de la arqueología industrial no sólo españolas, sino de toda Europa.

Esta amenaza, no sólo se cierne sobre esta instalación, sino sobre la mayoría del Patrimonio Industrial español. Existen unas normativas, demasiado laxas aún, en cuanto a su defensa y salvaguarda. Esto unido a la situación económica actual y el escaso reconocimiento por parte de la población, condenan tristemente cada año a la piqueta o al máximo abandono valiosísimos ejemplos de una parte importante del Patrimonio Cultural español.

Afortunadamente, con Averly la población se ha unido de forma solidaria con lo que consideran propio. Pero son pocos casos en los que esto ocurre, demostrado un problema general; la falta de identificación de gran parte de la población española con su pasado industrial, y por lo tanto, con su Patrimonio Histórico.

Fuente: http://goo.gl/6GVRtG

El desafecto por el Patrimonio Industrial

Entre las posibles causas de este desinterés popular por el Patrimonio Industrial podríamos destacar:

• Los edificios o instalaciones que tuvieron una actividad productiva, no gozan entre el público del mismo reconocimiento popular que poseen iglesias, palacios, fortificaciones o viviendas burguesas. Solamente el paso del tiempo (como es el caso de aljibes árabes, molinos antiguos o astilleros medievales) permite un reconocimiento del valor histórico-artístico por parte de la ciudadanía.
• La complejidad de percepción del patrimonio lineal, donde la escala territorial lo vincula especialmente con el concepto de paisaje cultural.
• La valoración de un elemento histórico desde el punto de vista socioeconómico, implica renegar de ese elemento por el pasado al que se vincula, es decir, por ir ligado a la explotación económica y social.
• La codiciada “pátina del tiempo” que se supone ha de tener cualquier elemento patrimonial, crea un desinterés social y cultural que solo comprende como relevante cuando su edad supera más de un siglo. Además, la cercanía temporal de algunos de estos ejemplos patrimoniales sin la suficiente antigüedad impide ver la relevancia de elementos como el desaparecido silo de mineral Toblerone en Almería.

Volviendo con Averly, con su derribo se perderá una parte importante de la historia aragonesa, un gran potenciador cultural, y consigo, la gran oportunidad de atraer inversiones y de mejorar la calidad de vida, creando una imagen de modernidad y vanguardia cultural.
La ciudadanía (con apoyo de las instituciones públicas) debe conocer, disfrutar y enorgullecerse de sus señas de identidad, formando parte intrínseca de ella. La valoración de este patrimonio, cuenta con una indiscutible proyección de futuro, compatible con los propósitos de desarrollo económico y urbanístico, pero que entendidos de manera limitada y especulativa, constituyen la principal amenaza de su triste desaparición.

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